Una noche en Santiago
El olorcito se pasea por nuestro living. Posteo en mi Twitter que al escuchar radio Futuro (la radio del rock) junto con ese olor a hierba rebelde del vecino, parece que estuviera recordando los tiempos de Woodstock.
Hace un calor tremendo, el Twitter del tiempo en Santiago, señala que hay 21º a las 22:49 de la noche. Veo que hay varias tocatas hoy en la noche a las cuales me gustaría ir. Si bien estoy en Santiago Centro, la ubicación de estas tocatas y mi poco amor por los taxis, me impiden tomar la decisión de ir. No me agrada esta situación. Por mucho tiempo pensé que en santiago encontraría esa puerta a la cultura nocturna y bohemia que siempre he querido conocer, y que de a poco he ido identificando. Pero ocurre que cosas tan sencillas como el transporte, no me hacen la tarea fácil.
En Viña/Valpo, estaba acostumbrado a caminar a la plaza de Viña o Victoria y encontrar ese colectivo que por menos de $700 pesos te dejaba casi en la casa. Acá, si no andas con amigos, el taxi se transforma en algo poco generoso.
Le tengo susto a los taxis, o a quedarme prácticamente botado en plena noche en la ciudad más grande de Chile. Puede ser que la segunda, por lejos. Soy un maldito provinciano, que no se acostumbra a tener que tardar demasiado en llegar de un lado a otro. A tener que pelear con la locomoción (para ser justos, esto ha cambiado mucho desde que llegué hace tres meses), a empujar a la gente, que antes me preocupaba de serles gentil. Las cosas cambian, pero es interesante y trágico a la vez, ver cómo una ciudad puede cambiar ciertas actitudes de una persona con respecto a otros.
Esta noche de Santiago, me tiene acalorado, pensativo y agradecido de poder contar con un blog en donde poder expresarme a mi mismo… consciente de lo poco transitado de este medio por otros humanoides. Esta es mi relajación, mi modo de hablarme, de contarle al mi mismo del futuro, y recordarme cómo eran mis primeros meses en Santiago… con noches de provinciano.